1.- El plan laboral del capitalismo neoliberal.
En septiembre de 1980 mientras arreciaban las ejecuciones políticas, las desapariciones de opositores, las torturas en cuarteles formales e informales, el robo del erario nacional por parte de los cómplices del dictador, el exilio forzoso, etc., en un plebiscito fraudulento cuestionado mundialmente se impuso una nueva constitución con el objeto de refundar el Estado de Chile.
En agosto de 1981 el ministro de la dictadura, José Piñera, anuncia el llamado “plan laboral” cuyo principal pilar es la negociación colectiva exclusivamente al interior de la empresa, con una comisión negociadora integrada por trabajadores que se encuentran bajo subordinación y dependencia del empleador razón por la cual se fortaleció el concepto del fuero sindical.
2.- Fortalecimiento del plan laboral.
Durante la llamada “transición a la democracia” se fortaleció el concepto del sindicato de empresa y el fuero sindical, con lo cual se castraron las posibilidades de desarrollo del sindicalismo de carácter nacional por actividad económica, se atomizó la organización sindical, se limitó la titularidad sindical, se reglamentó la negociación colectiva, y se concibió la huelga legal como una posible acción al final del proceso de negociación reglada.
Una generación completa de sindicalistas se formó en el concepto de la negociación reglada, pese a que el parlamento durante la última década del siglo XX aprobó los convenios 87 y 98 de la OIT sobre derecho a negociación colectiva y libertad sindical, sin que la normativa concebida en el Código del Trabajo se modificara.
3.- Sindicalismo clasista.
A partir de la reforma laboral del segundo gobierno de Michel Bachelet, mal llamada de modernización de las relaciones laborales, se profundizó el debate sobre el verdadero carácter de la libertad sindical, el llamado sindicalismo amarillo conducido por la Central Unitaria aplaudió dicha reforma, mientras el emergente sindicalismo clasista encabezado por el Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical, CIUS, la rechazó.
El sindicalismo clasista se encuentra en la encrucijada de esperar una posible reforma legal que modifique el concepto de sindicalismo de empresa, o impulsar desde ya una practica que supere las limitaciones que nos han impuestos durante los últimos 49 años.
Las condiciones políticas pueden variar según la correlación de fuerzas entre la lucha social y la manipulación de los medios de comunicación masivas, pero las condiciones de explotación de la clase obrera y las condiciones de subordinación del sindicalismo no variarán sino profundizamos la lucha sindical clasista.
4.- Tu negociación es mi negociación.
Abandonemos el estatus de confort de dirigente sindical con fuero que apenas se mueve cuando le toca la negociación colectiva en “su empresa” y construyamos procesos de negociación colectiva con participación de todos y todas.
¿Cómo podemos solidarizar?
Comunicando a los socios y socias de mi organización sobre la negociación colectiva de otras empresas a través de un sistema centralizado de comunicaciones de la federación.
Impulsando el apoyo económico de los socios y socias de mi organización para financiar la negociación y la huelga a través de la afiliación a la federación.
Participación directa de los socios y socias de mi organización en la elección de las y los dirigentes de la federación
¡La superación del plan laboral de la dictadura no es un problema legal, ni un problema constitucional, es un problema de poder!